
Hace unas semanas que anote que los empleados son la primera causa de los ataques. Hoy se publica la historia de una ejecutiva de Santander que ha perdido más de 1.000.000 de euros en apuestas por Internet de su empresa. Dada su posición había solicitado créditos a varias entidades falsificando las firmas de los demás responsables de las cuentas. Ahora se ha declarado ludopa y ha abonado 60.000 euros de fianza para dejar la carcel hasta que se celebre el juicio.
Se jugo en dinero en Internet pero el uso de las firmas era el tradicional. ¿Qué hubiese pasado si el control fuera por medio de firmas digitales? ¿Las entidades bancarias no tienen la responsabilidad de confirmar créditos por 200.000 euros con los todos los firmantes? ¿El control contable no ha exisitido? Todo se descubrio cuando un responsable de la empresa recibio una llamada por un descubierto de 1.400 euros. La mujer estaba en un velero navegando con su marido y unos amigos.

El dominical del ABC habla de como Internet se ha convertido en una feria permanente de abusos de menores. De los 200.000 casos registrados, sólo a 500 niños han sido liberados. Un mundo enfangado en los P2P y en chats. Lo más desalentador es que ha bajado la edad de inicio en estos ataques: ya existen casos de abusadores con 17 años. Dentro del círculo de estos desalmados hay toda una campaña para que se reconozca su orientación sexual.