Hay grupos de iluminados que se han dado cuenta, ¿ahora?, de que vivimos en una sociedad que proclama sólo derechos, nada de deberes.
La cuestión es que aparecen muchos ejemplos de como, las peores atrocidades, las crueldades más gratuitas de unos seres humanos sobre otros, son ahogadas por los derechos de los responsables y, las víctimas, aparecen injustamente tratadas.
Otra derivada es que, en el mundo laboral, hay un exceso de derechos que ahogan la libre iniciativa y la prosperidad de naciones enteras.
La emergencia de las ideologías de masas ha desbordado la consideración de los derechos como palanca para la gestión de la moralidad. Me explico. Quienes han volcado sobre los derechos y la dignidad humana su moral de clase, ha hecho dos cosas. Los progres han sentado las bases de que el individuo, todos, es un fruto de las condiciones sociales. Los otros paternalistas, de derechas, con una visión negativa de la naturaleza humana, obligan al Derecho a una coordinación con la moral y que se convierta en motor de una sociedad a corde con el orden, su orden, natural de las cosas.
La sociedad del conocimiento dice mucho más que todo eso. Las posiciones moralizantes de las sectas ideologícas sólo pretenden discutir una cuestión que les obsesiona y en la que, como en muchas otras cuestiones, se retroalimentan. Les preocupa el poder político, el que creen real, el poder sobre lo que consideran masas necesitadas de su dirección hacia la salvación, sea el volver a la paraíso perdido, sea el hacerlo desaparecer de forma completa, sin esperanza, ni ideales por los que vivir o luchar.
La cuestión es que aparecen muchos ejemplos de como, las peores atrocidades, las crueldades más gratuitas de unos seres humanos sobre otros, son ahogadas por los derechos de los responsables y, las víctimas, aparecen injustamente tratadas.
Otra derivada es que, en el mundo laboral, hay un exceso de derechos que ahogan la libre iniciativa y la prosperidad de naciones enteras.
La emergencia de las ideologías de masas ha desbordado la consideración de los derechos como palanca para la gestión de la moralidad. Me explico. Quienes han volcado sobre los derechos y la dignidad humana su moral de clase, ha hecho dos cosas. Los progres han sentado las bases de que el individuo, todos, es un fruto de las condiciones sociales. Los otros paternalistas, de derechas, con una visión negativa de la naturaleza humana, obligan al Derecho a una coordinación con la moral y que se convierta en motor de una sociedad a corde con el orden, su orden, natural de las cosas.
La sociedad del conocimiento dice mucho más que todo eso. Las posiciones moralizantes de las sectas ideologícas sólo pretenden discutir una cuestión que les obsesiona y en la que, como en muchas otras cuestiones, se retroalimentan. Les preocupa el poder político, el que creen real, el poder sobre lo que consideran masas necesitadas de su dirección hacia la salvación, sea el volver a la paraíso perdido, sea el hacerlo desaparecer de forma completa, sin esperanza, ni ideales por los que vivir o luchar.
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