Inteligencia colectiva

Hace unos meses escribí aquí: "Uno me decía que el beso a su hija es real y no puedo dárselo desde el mundo virtual. Cierto. A mi hija la puede matar o raptar cualquier persona real, no virtual pero el beso si que es virtual. Es el símbolo de lo que quisiéramos hacer y no podemos. A las personas que amamos nos las comeríamos, nos haríamos una sola persona con ellas. Pero perderíamos el objeto amado así que sólo besamos, que no es poco." Hacerse una persona con ella. ¿Expresa un imposible o es la imagen de lo que ocurre realmente? Wittgenstein decía, perdonen lo que ya es un lugar común, qué, de lo que no se puede hablar, es mejor callarse. Parece un consejo de la abuela pero para él significaba algo más. El sentido de la realidad era inefable porque era inescrutable para la razón y, por tanto, indecible. Lucho con todas sus fuerzas por convencernos de la tradición kantiana: el conocimiento científico esta limitado a la forma de conocimiento humano. Todo lo que queda fuera de

Nada de lo que llamamos humano deja de ser una virtualización. Podemos discutir que nos guste más o menos. El trasero de J. López mueve más dinero que miles de partidas de ajedrez. Si fuéramos sólo animales, sólo nos movería unos meses al año y no habría ajedrez. El helicóptero no se cae, aún pensando más que el aíre y no creo que alguien haya visto pasear a la Ley de la Gravedad por un parque. Por eso es Ley. Por eso mi primera foto era una careta blanca y personaje siniestro detrás. Esa virtualización, que es una forma de llamar al proceso por el que vamos creando una cultura, en buena parte, nos afecta directamente como personas. Oscar A .Matías nos ha dejado perlas al respecto en estás paginas junto a Nas, un usuario que espero que pase a articulista en breve. No es lo mismo nacer en medio del Amazonas que en Oslo. La virtualización y la sofisticación de cada momento cultural son diferentes pero no determinantes. Esto último lo digo con conocimiento del proceso de emigración al que

La polémica sobre la vida real vs la virtual se ha enardecido con la aparición de Second Life y no es para menos. Vivimos en plena efervescencia sobre la web 2.0 (aún cuando ya llega la 3.0). Muchos analistas han reconocido un segundo boom en la Internet tan falto de base como fue el primero. Y más allá de todo ello, el peor de los reproches, es que la vida virtual es falsa, un impostura, donde como mínimo se vive la vida deseada. Podemos virtualizar escenarios para campañas políticas o de marketing. Aceptamos virtualizar servidores para poder ahorrar costes en las maquinas. No podemos virtualizar nuestra vida sin ser castigados con descalificaciones de reprimidos o de poseer el complejo de Peter Pan, negándonos a crecer. Vida virtual y real. Es una mala distinción. Vida real se considera como todo aquello que ocurre fuera de la Internet. Virtual es todo lo que puedo llegar a ser en medio de aquella. Esto atañe más a la antropología que a la nuevas tecnologías. Lo que pretendo es deja

Daniel Rodríguez Herrera, el líder del asalto de la extrema derecha sobre cualquier referencia a lo liberal en nuestro país, ha pasado revista a los nuevos nombramientos en el grupo parlamentario popular. Le preocupa que haya liberales que no estén bajo su paraguas. Este elemento y su jefe son los que otorgan carnet para todo desde hace algunos años. Hay que pasar por un colegio como el mío, recordar mi adolescencia, para tener memoria de cuanta soberbia hinchada de sí misma y cuanta doble vida esconden estas posturas. Y eso que escribe en la sección de Internet. ¿Por qué me interesa seguir a este señorito? Es muy importante para mí dejar claro que cuando digo que mi pensamiento proviene de la tradición liberal, nada tiene que ver con grupos de extrema derecha que están copiando, mal copiando, posiciones de los años 80. Este Daniel y sus amigos echan de menos a Mario Conde, el anti sistema.

Le gusta, a Enrique Dans, dar una a MS y la siguiente un triunfito a Apple. Le gusta. Revuelve las aguas de varias cloacas pro MS y alienta a los desfallecidos linuxeros. Esperamos, pues, dos post más para ver si nos enteramos de algo que sea nuevo.

Apasionante, otra que llega a los primeros puestos porque esta semana ha ensaño más de lo que nadie le había pedido. Un poco más abajo aparece Zoho, la versión mejorada de los Google Docs, la oficina virtual a la que he desatendido porque me comenzó a dar problemas con sus motores de spam. Deberían calcular el ratio de eficacia de los servicios de las cuentas con las que nos registramos. No he creado una cuenta de correo en Zoho, sino que me obligan a redireccionar otra existente. En mi caso la gmail. Si gmail tiene un sistema confiable de antispam, ¿qué se proponen volviendo a filtrar mi correo? Eso, todo son falso positivos. Ahora, tenía dos capas de filtrado. Conclusión: una buena y robusta basta.

Entre las búsquedas de hoy aparece en los primeros lugares Jeremiah Wright . El pastor vinculado a Obama y que posee ideas radicales sobre el 11S y la entrada en USA del SIDA, entre otras lindezas. Por el lado de Bush estábamos acostumbrados a reconocer grupos de presión de estilo radical pero en un sentido más de ¿derechas? En Italia hace ya tiempo en que Berlusconi tiene radicalizados a los medios de comunicación, en Inglaterra aparecen signos de que los rotativos más leídos toman posiciones cada vez más radicales para asegurar las ventas. En España ABC y El País ya se disputan los lectores maduros y jubilados. El Mundo y El Público a las nuevas generaciones de derechas y de izquierdas. Parece que no se puede vivir sin radicalizar las posturas en un mundo globalizado, que nos hace más inseguros y necesitamos dogmas para que no nos molesten. Quiero decir, para que nada cambie, que la mayoría no sea competitiva como exigen los tiempos, sino paleta, mediocre, nacionalista y radical.

Enrique Dans ha señalado una frontera sobre la libertad de escribir en un blog y el recibir compensación por comentar un producto o servicio. La discusión no se fue a los extremos. Se han sentido molestos los dueños de Bloguzz . Se les pone como ejemplo del pago por escribir. Se recibe un regalo a condición de que se escriba sobre él. Está claro que puede escribirse libremente pero cualquier crítica acida o dañina seria un motivo para que no se recibieran más promociones, entiendo. Mi opinión es que todos los blogs viven del pago indirecto, esto es, de cientos de empresas que han creado el ecosistema sobre el que escriben y al que los bloggers se adhieren. Hasta los más críticos con MS tienen sus secciones y viven, como ya saben, de que MS exista. Sin MS ¿cuántas reputaciones en la web se verían desinfladas?