Hace unos meses escribí aquí:
"Uno me decía que el beso a su hija es real y no puedo dárselo desde el mundo virtual. Cierto. A mi hija la puede matar o raptar cualquier persona real, no virtual pero el beso si que es virtual. Es el símbolo de lo que quisiéramos hacer y no podemos. A las personas que amamos nos las comeríamos, nos haríamos una sola persona con ellas. Pero perderíamos el objeto amado así que sólo besamos, que no es poco."
Hacerse una persona con ella. ¿Expresa un imposible o es la imagen de lo que ocurre realmente?
Wittgenstein decía, perdonen lo que ya es un lugar común, qué, de lo que no se puede hablar, es mejor callarse. Parece un consejo de la abuela pero para él significaba algo más. El sentido de la realidad era inefable porque era inescrutable para la razón y, por tanto, indecible. Lucho con todas sus fuerzas por convencernos de la tradición kantiana: el conocimiento científico esta limitado a la forma de conocimiento humano. Todo lo que queda fuera de ello, lo realmente importante de la vida, aparece en otra forma de conocimiento privado y místico. Esta humillación del conocimiento fue debido a los excesos de la metafísica para Kant y que, más adelante, lo fueron por el idealismo hegeliano, para Wittgenstein.
He vuelto a leer en ABCD, el suplemento literario del periódico ABC artículos sobre Second Live y los temores sobre la "doble vida" virtual.
Las nuevas tecnologías remueven los temores más profundos de nuestra cultura. Y eso es bueno. Lo cierto es que esos temores, como siempre, están errados. No es tanto las posibles desviaciones en la personalidad como las viejas maldades como interactúan con las nuevas tecnologías.
Uno de los temores más profundos es la racionalización de la nostalgia. Wittgenstein sentía un gran aprecio por Tolstoi, y en especial, por el mujik, campesino ruso que ejemplarizaba al verdadero cristianismo. La nostalgia es el estado tras atravesar la crisis de la adolescencia. No confundir con la indolencia. Como se resuelva es lo que define los estados conservador y utópico de nuestra sociedad. En el verano que vivimos plenamente el primer amor y la persecución, candida, del ideal de la sociedad plenamente feliz, también vivimos la decepción. Cuando intentan comernos el coco con algún tema o alguien se queja de la vida, lo rechazamos sin dramatismos y le decimos, con todo cariño, que ya hemos llorado hace años y, si, si nos dejo también una rubia / morena preciosa por otro:
Los conservadores, como Kathleen Jessie Raine, viven el paso a la madurez como el paraíso perdido. Por eso entienden muy las lecturas pesimistas que se hacen de la naturaleza humana y parte de la moral católica. En ello no han reparado en gastos para cerrar sociedades o culturas al mal exterior temiendo el derrumbe o al menos intentan domesticar los cambios necesarios.
Los progresistas, como Wittgenstein, añoran un paraíso por venir. En eso no han reparado en gastos de terror y horror hasta imponer sus doctrinas.
Los libre pensadores han necesitado hacer valer instituciones fuertes que controlen la capacidad que tiene el hombre para someter a los demás y que eso, a su vez, genere la libertad necesaria para que los mejores, en oportunidad y merito, puedan ampliar las fronteras de la civilización.
¿De qué lado están las nuevas tecnologías? Cuándo digo que el beso es una realidad que virtualiza otra más profunda ¿declaro los limites a un deseo o expreso algo con sentido pleno en si mismo?
Para los conservadores, la naturaleza humana es la dañada en si misma. Para los progresistas, son los intereses creados de fuerzas a las que derribar. Para los conservadores nunca desaparecerá el problema y dejan a otros el liderazgo de la sociedad. Para los progresistas es una cuestión de tiempo y el progreso se impone por si mismo aunque se puede acelerar con agentes concienciados.
Las nuevas tecnologías, en la medida en que elevan las realizaciones personales fuera de las limitaciones espacio temporales, se acercan más a lo que nos hace más humanos: el amar. ¿Hay que esperar a recuperar el paraíso perdido o hay que renunciar a toda realización humana? Las dos viven hipotecando el presente por lo que no pudo ser o por lo que va a ser. Me da la impresión de que las nuevas tecnologías nos enfrentan a quedarnos sin excusas para ser verdaderos y auténticos. Y esa foto no nos gusta. Las tareas menos necesarias en las empresas las trasladamos a las tecnologías. Aparecen formas de trabajar donde uno no se puede esconder y decir quien es. Por el lado de la maldad, repetidamente aburrida, nunca ha dejado mejores rastros sobre las personas concretas. Beso a mi hija porque le quiero decir que la amo, que pongo a su servicio mi persona para hacerla feliz.
Incondicionalmente. El problema es si voy a ser el actor que necesita. Si esa entrega va a poder ser. Ante las nuevas tecnologías ocurre el mismo efecto espejo. Un ¿y ahora qué? ¿Quién eres? Nos ofrecen un trozo de madera y tenemos que hacer nuestra obra de arte. Ahora. No cuando llegue el paraíso feliz. Ahora, a pesar de que no crea en el hombre. ¿Por qué tienen ese poder las nuevas tecnologías? Porque son el beso. Desde las limitaciones materiales y en una representación de las espirituales, hacen posible expresarnos con toda claridad. Me gustaría tener presente a los que amo constante y continuamente, de forma real. Pero hemos dicho que ya nos dejo la rubia / morena y hemos llorado al perder el paraíso. No puede ser. En ese mundo, tal y como es, volar es imposible pero no es imposible crear aviones.
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Un saludo y espero que sigas visitanto mi blog (también espero que publiques mi comentario como yo hice con el tuyo)